Primera salida esparraguil de la temporada, el día no podía estar mejor pese al frío, ni una nube y un sol que intenta subir la temperatura del ambiente, pero no pasa de 9 grados. Estoy en la sierra de Estepa, por la solana del Tajo Montero, montaña descaradamente caliza.
Recorro una zona de pinos de repoblación que desentona en un lugar que ecológicamente sería monte mediterráneo, esto se demuestra en lo rodales que por algún motivo han perdido los pinos y que desarrolla un fuerte matorral que está deseando de cobrar protagonismo. Comienza a aparecer Matagallo (Phlomis purpurea), Coscojas (Quercus coccifera), Jaras blancas (Cistus albidus), Aladiernos (Rhamnus alaternus), etc. Todo ello en un tupido manto verde dónde destacan los Narcissus papyraceus y los Iris planifolia, abundando los individuos albinos.
Salgo del pinar para meterme de lleno en un extenso palmitar (Chamaerops humilis) salpicado por Almendros en plena floración. Dudo mucho que los esquimales tengan palabras para describir tantos blancos. Animales que observo: jilgueros, piquituertos, grajos, mirlos, comienzan a calentarse abejas, saltamontes y algunos coleópteros, por supuesto no faltan los conejos.
La única perturbación que encuentro son los domingueros que gritan, corren, hablan y hacen ruido con los coches, pero ¿qué voy a decir yo? es Domingo y también he salido al campo...