miércoles, 2 de febrero de 2011

La mejor tele que he tenido

Entre mis quehaceres diarios en el campo se encuentra el disfrutar un rato de la naturaleza. Aprovecho que paro a la hora de la comida para subir a un monte con el almuerzo y mis prismáticos, no pasan ni 5 minutos y ya están poniendo programas interesantes, como esos cernícalos sobrevolando el trigo, pero tengo que cambiar de canal cuando oigo unos grajos y junto a ellos un buitre, cómo se aprovechan de la visión del grandote... En la publicidad lo pongo en el programa del milano negro, hasta que me canso de tele y pongo la radio para escuchar a la perdíz o el jilguero, al mismo tiempo empieza la serie el sapo corredor (Bufo calamita) y ya puedo comer por fin que llevo embobado una hora sin probar bocado de mi tortillón.
En la sobremesa me da tiempo de pasear y ver cómo la plantas están ansiosas por el sol y salen, brillan y relucen. Como es natural comienzan los programas sensacionalistas y me tropiezo con un meloncillo (Herpestes ichneumon) muerto a causa de un plomillazo, la caza puede ser un deporte, un modo de vida o una forma de proteger el medio pero si se ejerce con sabiduría y respeto, ¿quién le manda al imbécil este dispararle a pobre animal y dejarlo pudriéndose entre jaras? Una "persona" que ni disfruta del campo ni leches como otros cazadores inteligentes.

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